Corte, en alerta por ampliación en caso de caer pliego de Carlés
31/03/2015. Noticias sobre Justicia > Noticias de Argentina
El destino del pliego de Roberto Carlés en el Senado obnubila por estas horas a la Corte Suprema no tanto por el candidato sino por el efecto que podría implicar un paso en falso de dicha postulación.
El destino del pliego de Roberto Carlés en el Senado obnubila por estas horas a la Corte Suprema no tanto por el candidato sino por el efecto que podría implicar un paso en falso de dicha postulación. En el máximo tribunal se ha instalado la percepción de que si la aritmética no acompaña a Carlés, el Gobierno moverá sus fichas para ampliar la composición cortesana. Revive así el escenario de octubre del año pasado, cuando en el Ministerio de Justicia se redactaban borradores sobre una eventual reforma que podría llevar la Corte a 7 o 9 integrantes, o directamente fantasear con el tribunal compartimentado en salas.
Tal como se desliza en las tertulias de Olivos, la ampliación no esconde la ambición de cubrir todas las vacantes antes de diciembre, sino, al contrario, es la traducción del objetivo que tiene el kirchnerismo duro de continuar siendo un factor de poder en la próxima administración, un actor con el cual el próximo Gobierno deberá negociar obligatoriamente las vacantes. Estas proyecciones suelen llegar a la vocalía de Elena Highton de Nolasco, donde Carlos Zannini tiene interlocutores invaluables para conocer la actividad de la Corte y en particular las intenciones de Ricardo Lorenzetti.
La calma que trajo el caso Nisman a la relación entre el Gobierno y la Corte encontró un escollo insalvable en la apertura de la Asamblea Legislativa, cuando Cristina de Kirchner emprendió directamente contra la pesquisa del máximo tribunal sobre el atentado a la embajada israelí. Desde entonces los estados se alteraron en una Corte que intenta resolver toda su participación en esa causa y en AMIA, pero que tropieza con dificultades internas, como la cada vez más evidente reticencia de Fayt a integrar mayorías relacionadas con esos avatares.
En 2005, cuando la Corte estrenaba jugadores tras dos años de juicios políticos y escaramuzas en el Senado, los ministros se reunieron para revisar el caso de la embajada israelí. En esa ocasión Fayt recomendó su libro sobre terrorismo y religión y claramente dio a entender que estaba absolutamente de acuerdo con la pesquisa que había llevado a cabo la Corte anterior a cargo de Ricardo Levene.
Ésa y otras rencillas de mayor talante son las que alientan en el kirchnerismo la idea de que si bien el Gobierno llega a su etapa final, la Corte está sometida a un proceso idéntico e inevitable, acelerado por las muertes de ministros y la salida de Zaffaroni. Para justificar la ampliación no hace falta, por otra parte, redactar grandes argumentos. Sólo alcanza con recurrir a los debates legislativos de 2006 para encontrar que opositores de distinto tenor como Margarita Stolbizer o Ernesto Sanz alertaban sobre los problemas que conllevaría una Corte cuyos debates se limitaran sólo a cinco jueces.
Ese debate habilita llaves pero también problemas porque el kirchnerismo duro, y especialmente Cristina de Kirchner como senadora, fueron los principales artífices de una Corte chica, de cinco ministros. Ese dato histórico refuta las teorías conspirativas que crecen en la Corte y compara la ampliación al pronóstico nunca confirmado de que el oficialismo se disponía a modificar la estructura presupuestaria del Poder Judicial a fin de arrebatarle a la Corte su fondo anticíclico.
El final está abierto porque el antecedente doctrinal se contrapone con la audacia política que indica que ampliar la Corte es la vía directa para lograr una mayor parálisis: si la Corte se eleva a nueve integran (basta con mayoría simple en el Congreso) podrían requerirse conjueces que conformen la mayoría de cinco votos, lo cual devendría en dolores de cabeza para Lorenzetti a la par de una mayor inactividad en plena carrera presidencial, justo cuando la Corte reúne expedientes que son críticos para los planes del oficialismo.
Esa pasividad es la que el oficialismo ha logrado en las últimas semanas en Comodoro Py, que se evidenció con el fallo de la Cámara Federal sobre la denuncia de Nisman, pero que también debe entenderse a partir de los sobreseimientos y las denegatorias de indagatorias que beneficiaron a empresarios críticos del oficialismo.Integrantes de ese "círculo rojo" en el cual, según el análisis poscuarto piso de Zaffaroni, el titular de la Corte tiene un predicamento ineludible.
El armisticio se pondría a prueba hoy en la audiencia que la Casación organiza para tratar el memorando de entendimiento firmado con Irán. En el plano ideal, el oficialismo espera que los camaristas Luis Cabral y Ana María Figueroa detecten fallas en el recurso extraordinario que llevó la discusión a la Casación y por tanto eviten tratar la cuestión de fondo.
Fuente: Ámbito