Un SOS por los retazos y despojos que quedan
27/01/2021. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
La complejidad en la discusión citadina que se armó a la vuelta de la demolición de una casona en el marco centro, resulta por demás interesante. Además del aspecto arquitectónico, se sumaron el aspecto legal y la comparación entre los hábitus de
La demolición de una señorial casona que albergó gran parte de la historia gaucha y vestigios de diseño estilizado derivó en tres aristas: legal, cultural y arquitectónica. En cuanto a la primera y más reciente, la participación de oficio por parte de la Fiscalía Penal 5, le agregó complejidad a la trama cultural y arquitectónica en torno al derrumbe de una construcción ubicada en la esquina de calles Caseros y Lamadrid, en nuestra capital.
Lo primero que al comenzar la semana la funcionaria a cargo de esta unidad -Gabriela Buabse- intentó determinar fue la posible existencia de delito en base a lo actuado por la Intendencia de la ciudad de Salta. De manera tal que la Fiscal penal 5 dispuso algunas medidas iniciales para este caso (principalmente oficios al Ejecutivo municipal) y luego lo derivó a la Unidad de Delitos Económicos Complejos, debido a la temática.
El segundo aspecto –el cultural- quedó en evidencia por contraste con la actualidad de estos días de enero de 2021, respecto a las costumbres de los ricos de antaño y los de hoy. Cabe reseñar que la propiedad situada en calle Caseros 1401 fue dejada como legado por una acaudalada familia del patriciado salteño, a pesar que con el transcurso de las décadas aquella finalidad haya sido pervertida por sus depositarios.
Una precisión que viene al caso, ya que al comparar el desprendimiento de los millonarios del siglo XX al dejar estas propiedades donadas y con cargo [al igual que otras como el edificio La Palúdica/Museo del Folcklore, el Hospital Del Milagro o el propio Legado Güemes] resaltan por sí solos, frente a la llorosa quejumbre por la Ley Forbes que grava con un impuesto extraordinario y por única vez a los millonarios de hoy para redireccionar esta abundancia a paliar los efectos de la pandemia.
Una ley que lleva más de un mes y medio aprobada por el Congreso nacional, la que en las últimas horas se le reclamó airadamente a Casa Rosada para que la promulgue de una buena vez. [Este lunes, el diputado nacional Leopoldo Moreau rememoró que “el 4 de diciembre sancionamos el Aporte Extraordinario de las Grandes Riquezas. Es necesaria su rápida reglamentación que está pendiente”]
Mientras que en lo estrictamente arquitectónico y patrimonial urbano, la detención temporal a la demolición de la casa histórica de calle Caseros, construida hacia 1870 –según descendientes de sus antiguos propietarios-, devolvió un cierto alivio a los paisajistas y guías turísticos. La polémica hasta consiguió la proeza de sacar de su letargo a la Comisión para la preservación del patrimonio arquitectónico, debido al accionar por parte de Obras Privadas de la Municipalidad capitalina.
Ubicada en Caseros y Lamadrid, la propiedad había sido donada por los descendientes de la familia Franzini Fleming al Opus Dei para el desarrollo de tareas de prelatura apostólica. Esta cesión del inmueble y el uso exigido habían sido aceptados por la Asociación Cultural del Norte, aunque luego la propiedad fue puesta a generar rentas por medio del alquiler para funcionamiento de un establecimiento educativo.
La intercesión del encargado municipal de tales inspecciones, el ingeniero Fernando Albarracín, al menos consiguió que se interese el Ministerio de Infraestructura provincial (del que depende la COPAUPS). Es que de acuerdo a la Ley 7.418 para Preservación del Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico la comisión encargada a esta tarea es la encargada de proteger, censar e incorporar bienes en todo el territorio provincial que encajen en la consideración de tales bienes culturales.
A la casona ubicada en la esquina de Lamadrid y Caseros, le sobran jinetas para ingresar en dicho encuadre. Con un casco original que data de 1878, fue casa quinta de la familia Solá Ovejero. Cuenta con detalles únicos: fachada con arcos coloniales, mayólicas españolas, techos coloniales, pisos con tablas de madera de tipa colorada y verjas de quebracho colorado labrado con hacha. Al menos, hasta antes de iniciado su proceso de demolición.
Con el tiempo, pasaría a ser la casa de Robustiano Patrón Costas. Hasta que unos años más tarde fuese adquirida por el arquitecto Carlos Alberto Franzini De la Mota, con vistas al hogar que luego formaría con Julia del Carmen Fleming Sierra. Años más tarde, el urbanista donaría al Municipio de Salta el pasaje Calchaqui y en los fondos construiría algunas casas que dan a Lamadrid y Alvarado. Estas últimas, puestas como ejemplo de arquitectura colonial en el libro “Arquitectura colonial en Argentina”, escrito por el húngaro Johannes Kronfuss.
Hasta que después de unos años, los herederos del matrimonio Franzini Fleming donarían lo que fuera su hogar familiar para tareas de prelatura apostólica. Tanto esta cesión y el cargo fueron aceptados por la Asociación Cultural del Norte, aunque nunca cumplió con el destino por la cual recibió la propiedad. O sea, casa mal habida.
Al comenzar enero, de manera sorpresiva y violando la voluntad de quienes donaron la casona, la Asociación Cultural del Norte lanzó a toda prisa la demolición del edificio, alquilado en el último tiempo para un colegio privado. En forma apresurada y en plenas vacaciones iniciaron la demolición de una casa histórica de nuestra ciudad. De este modo no sólo violaron el cargo de la donación sino los fines mismos para los que fue creada la Asociación Cultural al destruir 130 años de cultura.
Los descendientes de Franzini De la Mota exigieron frenar la consumación de semejante atentado histórico y cultural, además de patrimonial arquitectónico. En concreto, pidieron dictar una especie de recurso de amparo, fundamentado en el artículo 10, inciso “C” de la Ordenanza Municipal de la Ciudad de Salta 9319/99. Y que, en paralelo, se inicie el trámite para incluirla formalmente en el patrimonio histórico cultural.
Además, los Franzini De la Mota pidieron que se analice la aplicación de la Ley 6856, vigente a nivel provincial, para la protección de este tipo de propiedades. Las que tanto pone anchos a los comprovincianos que se ufanan ante los visitantes, ante la contemplación de tales lugares por los que pasó gran parte de la historia criolla.
Fuente de la Información: Nota de Redacción