Adiós a una Amiga
03/02/2012. Análisis y Reflexiones > Otros Análisis
Recuerda a María del Milagro Coll, más conocida como "Tuta", de quien rescata sus valores y el valor de su amistad.
Un sábado de enero al mediodía, recibí la dolorosa noticia de que mi entrañable amiga, María del Milagro Coll, había muerto en un accidente automovilístico. Inmediatamente, y más allá de la enorme impresión que me causó que se segara la vida de una madre, una profesional ejemplar y una amiga leal, en el cabal sentido del término, fluyeron en mi memoria imborrables recuerdos de la infancia, pero la nostalgia no pudo vencer a los recuerdos.
Y así como sentí el golpe brutal y definitivo de la muerte súbita e inesperada de una mujer incomparable, pensé también en todo lo positivo que dejó tras su paso por la vida. Desde su abnegación de madre a su dedicación profesional, desde su alegría desbordante al compromiso con sus amigos; en realidad, aún cuando su vida se haya interrumpido en forma repentina, dejó para los tiempos un ejemplo a seguir y en los más recónditos rincones de la memoria la plena convicción de que no ha vivido en vano, y que su impronta será siempre una luz en el camino.
Particularmente, en el plano profesional conocí a una persona con absoluta dedicación y compromiso hacia el notariado, honró cada día su trabajo y condición de fedataria, tal vez porque no conocía la mentira y su apego a la verdad, era una garantía para todo cuanto ella hiciera quedara revestido de transparencia. Su pasión por la verdad hacía que sea coherente entre sus palabras y sus actos. Sería auspicioso que en un futuro próximo alguna sala o dependencia del Colegio de Escribanos de Salta llevara su nombre más que como un homenaje como un reconocimiento a una mujer salteña que enlutó de tristeza a todos quienes la conocimos y supimos de sus valores, de sus convicciones y de su grandeza espiritual, para que las generaciones que la sucedan sepan que la dignidad del trabajo consiste en primer lugar por la honradez y la honestidad con la que se lo realiza.
Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío... dice Alberto Cortés.
Desde esta página, quiero rendirle mi homenaje personal a la amiga que supo estar en los momentos difíciles con total desinterés y afecto, y a la que extrañaremos muchos con su ausencia.-