Dos sorpresivas designaciones
15/12/2015. Análisis y Reflexiones > Análisis y Reflexiones
El juez de la Corte, Abel Cornejo, califica de necesaria la cobertura de vacantes en la Corte Suprema de Justicia, ante la decisión del presidente Macri de recurrir a la facultad que le confiere la Constitución para lograr dicho cometido.
El presidente de la Nación sorprendió a los argentinos, a pocos días de asumir, completando las dos vacantes que existían en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, para lo cual utilizó la facultad que le confiere el artículo 99 inciso 19 de la Constitución Nacional, que puede o no compartirse, pero es indiscutible en cuanto a su fuente de legitimidad. La circunstancia que haya sido de un uso poco frecuente no importa que no pueda utilizársela, pues es un instrumento legal absolutamente válido y expresamente previsto en el texto normativo constitucional.
Hasta allí, el impacto de la sorpresiva noticia y la designación de dos juristas indiscutidos en sus condiciones éticas y morales, como lo son los doctores Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrant. Ambos tienen la solvencia y la preparación necesaria para honrar la más alta magistratura de la República, sin duda alguna. Tampoco cabe duda de que el presidente tomó esta determinación ante el inocultable cariz personalista que tomó la conducción del actual presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, quien incluso nada aclaró, cuando nada informó que podía ser él quien entregase los atributos del mando presidencial. Esta diligencia legalmente bajo ningún punto de vista le correspondía, según la ley 25.716. Felizmente fue el presidente provisional del Senado quien llevó a cabo ese cometido.
Sin embargo, la coyuntura actual, era una excelente oportunidad para que la Corte Suprema volviese a tener siete miembros y no cinco como se la redujo actualmente, y además haber incorporado a por lo menos, dos juristas mujeres. Dado que desde el fallecimiento de Carmen Argibay, su impronta se extraña y se necesita dentro de un Poder Judicial independiente. Es probable que el personalismo del presidente de la Corte Suprema y su sobreactuación en no pocos casos de relevancia institucional hayan persuadido al presidente de la República a designar dos jueces de fuste en comisión, lo que genera sin duda, un precedente polémico que seguramente será discutido en el Congreso Nacional, y particularmente en el Senado de la Nación. Pero también es cierto que el escuálido número de jueces de la Corte Suprema, que actualmente se halla reducido a solamente tres, lo impulsó a tomar una medida sin precedentes, pero sin dudas necesaria.
El personalismo del presidente de la Corte Suprema, probablemente encontrará un serio escollo en personalidades como las de los doctores Rosatti y Rosenkrant, quienes por sus características tampoco serán dóciles con el presidente de la República. Por el contrario, ambos juristas tienen la personalidad necesaria para marcar un equilibrio institucional indispensable y para frenar los ímpetus bonapartistas de una conducción que no se condice con lo que debe ser la de la Corte Suprema de Justicia, mucho menos con el desgaste que sufrió la institución que sufrió el largo adiós del Dr. Carlos Santiago Fayt, quien a los casi cien años se despidió del Máximo Tribunal, dejando como precedente la eternidad y no la periodicidad de los mandatos republicanos.