El jardín de las Hespérides
09/11/2023. Análisis y Reflexiones > Análisis y Reflexiones
En la mitología griega se cuenta que era un huerto de propiedad de la diosa Hera en un lejano rincón del occidente, quizás en las montañas de Arcadia, o en la cordillera de Atlas de Marruecos, o bien en una isla perdida. Este jardín contaba con un
Por Abel Cornejo
El nuestro sin duda que sí, sin embargo al igual que el jardín mitológico que estaba custodiado por el dragón Ladón, para que nadie se robara los frutos áureos, le falta convencerse definitivamente que sin superávit fiscal y sin reducción del gasto público, sus Hespérides pueden quedar sin frutos. Probablemente este tema central que es el que en definitiva enfrenta a los candidatos a la presidencia de la Nación, es abordado de diferentes maneras y finalmente los rumbos parecen alejarse, tanto como el mito del Jardín de la mitología griega. Por ejemplo, si tenemos conciencia plena de que el problema inflacionario hace invivible la cotidianeidad de los argentinos, por un principio básico de responsabilidad social y ciudadana, no podemos dar rienda suelta a los aumentos de precios, ni mucho menos seguir engrosando las ya nutridas filas de la administración.
Si nos detenemos en este punto, rápidamente ya daríamos un paso adelante considerable, por la sencilla razón de que no se puede seguir aumentando el gasto si no hay fondos que puedan respaldarlo. En lo personal siempre recuerdo las discusiones presupuestarias que me tocaron participar tanto en la Comisión de Administración del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación, como en el Poder Judicial de Salta. Todos los años, en forma mecánica, se le solicitaba al Poder Ejecutivo, sea nacional o provincial, un considerable aumento del presupuesto. Cuando se analizaba con detenimiento el contenido del destino de las erogaciones futuras, los llamados “recursos humanos” iban aumentando de manera tal, que ni el plan de obras de mantenimiento, ni las inversiones indispensables para modernización alcanzaban. Al contrario, resultaban siempre irrisorias. Este es uno de los tantos casos que a menudo se pueden comprobar en la previsión y posterior ejecución de gastos que desde el propio Estado se hace de un año a otro; o mejor dicho se hace mal ¿Cuál sería la solución y donde está la responsabilidad? Evidentemente, cuando los índices económicos son negativos, la generación de empleo se ve profundamente afectada y tras ello crece el flagelo del desempleo y con él: la pobreza.
Uno de los máximos exponentes del pensamiento económico y social contemporáneo, Amartya Sen dice que: ser pobre es tener un nivel de ingresos insuficiente para poder desarrollar determinadas funciones básicas, tomando en cuenta las circunstancias y requerimientos sociales del entorno, esto sin olvidar la interconexión de muchos factores. Dice además que es la privación de las necesidades básicas, no tan solo una renta baja. Actualmente nuestro país, cuya capacidad productivo - alimentaria en plenitud, podría dar de comer por sí sola a un 75% de la humanidad, tiene un índice de pobreza que no basta describirlo, sino que debe trabajarse urgentemente para erradicarlo, por ser un escándalo moral, llegó al 41%. ¿Cómo llegamos allí? Por ineficiencia, prácticas corruptas y falta de políticas de estado generadoras de empleo. Sobre todo una falta de política productiva, que es la clave del desarrollo integral de un país. Está muy claro que de esa situación no se saldrá jamás ni dolarizando, ni cerrando el Banco Central ni achicando el Estado a niveles nimios, ni siquiera módicos. Se sale produciendo, alentando permanentemente la producción y la industria nacional, mejorando nuestra balanza comercial de manera que sea superavitaria, liberando el tipo de cambio sin abolir el peso, que con una balanza favorable poco a poco retomará su valor, pero primordialmente erradicando el déficit fiscal que corroe la economía de los argentinos y sobre lo cual se esbozan propuestas en algunos casos ilusorias, en otras aterradoras.
Apoyar la producción nacional no puede ser una simple expresión de seos, implica un profundo examen estratégico sobre cuáles son realmente las potencialidades argentinas que nos lleve a hacer una selección entre qué conviene producir y que se debe comprar. Obviamente también apareja hacer correcciones. En otros términos que las exportaciones sean cada vez más rentables y las importaciones se hagan sobre lo estrictamente necesario. Es posible llegar a ese equilibrio. Requiere cambios estructurales, sin dudas. Una con la urgente disminución del déficit primario. Otra, que los planes sociales desemboquen en la generación de producción y empleo, lo cual es absolutamente factible, porque la fuerza del trabajo aunque se inicie subsidiada, finalmente repercutirá favorablemente. Esos planes deben ser a plazo fijo y con resultados concretos y medibles. Así se evita el clientelismo y se disminuye el gasto. Insistiendo, como desde hace años, con la regionalización tarifaria, el abaratamiento de los costos de la producción argentina es un imperativo, no puede seguirse discutiendo ni esperando. Producir barato para que se pueda exportar con ganancias es una premisa básica de economía política. ¿Cómo hacerlo? Con tarifas lógicas y disminuyendo a menos de la mitad los costos del transporte. Con una profunda reforma fiscal que favorezca decididamente la producción y no sea confiscatoria. La Argentina productiva no es una asignatura pendiente, es una obligación ética de toda la sociedad, en un país que debe eliminar la cantidad de trabas y controles innecesarios que desmoralizan al más optimista y hacen que la juventud prefiera marcharse o ser ciudadana de otros países antes que quedarse a trabajar y producir en su país.
Y junto con ello viene otra cuestión central. En esta época se ataca y demoniza a la educación pública. Si a las universidades públicas se les permite aportar la capacidad innovadora, intelectual y de perfeccionamiento que tienen y no se las aprovecha, se verá rápidamente, en primer lugar, que muchos profesionales que deben multiplicar sus esfuerzos para obtener su sustento diario, tendrá una puerta de ingreso digna al mercado laboral; además la economía recibirá el aporte del conocimiento indispensable para hacer más eficiente la producción, la incorporación de tecnología al sistema productivo, como así también se economizarán recursos indispensables que actualmente fluyen sin pausa ni medida hacia las tristemente célebres “consultoras”, que recurren a datos suministrados por organismos públicos para cobrar abultadas sumas en dólares a los fines de dar su parecer, sobre cuestiones que en la mayoría de los casos ya se conocen. Numerosos inventos científicos argentinos en diferentes campos, hoy se producen a escala mundial ¿Porqué no podemos hacerlo? De paso nos evitaremos los vouchers, que son una ofensa a la dignidad humana. En todo caso, pongamos tiempos máximos para que los profesionales egresen. Nuestro Jardín de las Hespérides no es un mito, afortunadamente, necesitamos todos ser el dragón que custodie la generación de riqueza y el fortalecimiento de la producción nacional. De eso se trata.
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Fuente de la Información: Hola Salta