En recuerdo de Alfredo
14/03/2016. Análisis y Reflexiones > Otros Análisis
Abel Cornejo recrea la figura de Alfredo Zitarrosa, que vive en la memoria de los pueblos, a ochenta años de su natalicio.
Para quienes buscamos en la música nativa la razón de nuestra identidad y a través de ella forjamos un idioma universal que trasciende todas las fronteras, Zamba por Vos, es una de esas canciones que en voces como las de Mercedes Sosa o de Los Chalchaleros se introducen por los intersticios más recónditos de España, Colombia, México, Francia, España o Japón.
Nacido en Montevideo, Uruguay, el 10 de marzo de 1936, hijo de Jesusa Blanca Nieve Iribarne, que con 19 años lo dio a luz en el hospital Pereira Rossell, fue anotado como Alfredo Iribarne. A poco de nacer, en circunstancias especiales, su madre lo dio a criar al matrimonio compuesto por Carlos Durán, hombre de varios oficios, y Doraisella Carbajal, empleada en el Consejo del Niño. Pasó entonces a ser Alfredo "Pocho" Durán. Con esa pareja vivió en diversos barrios de la capital uruguaya y luego, entre 1944 y fines de 1947, se trasladó al pueblo de Santiago Vázquez, con frecuentes visitas a la campaña cerca de Trinidad, capital del departamento de Flores, de donde era oriunda su madre adoptiva. Sus biógrafos dicen que esta experiencia infantil lo marcó para siempre, dado que en su repertorio resalta la inclusión mayoritaria de ritmos y canciones de origen campesino, fundamentalmente milongas.
Regresó con su familia adoptiva por breve tiempo a Montevideo, y al comienzo de su adolescencia, se fue a vivir con su madre biológica y su esposo argentino Alfredo Nicolás Zitarrosa, quien le dio su apellido y su hermana recién nacida, en el Rincón de la Bolsa, hoy llamado Ciudad del Plata, en la vieja ruta a Colonia, departamento de San José. Afincado allí, cursaba el liceo en Montevideo, adonde finalmente se trasladó en su temprana juventud. Vivió primero con el matrimonio Durán y luego en la pensión de la señora Ema, sita en la calle Colonia esquina Médanos (hoy Barrios Amorín), para ocupar después la famosa buhardilla de la casa que funcionaba también como pensión y era propiedad de Blanca Iribarne, su madre, ubicada en la calle Yaguarón (hoy Aquiles Lanza) 1021, enfrente de la plaza que actualmente lleva su nombre y a la vista del Cementerio Central.
Trabajó, como vendedor de muebles, en suscripciones a una sociedad médica, de oficinista y en una imprenta. Tiempo después recordaría con especial afecto al que fuera su primer empleador, un tal Pachelo, que le fue presentado por uno de sus compañeros habituales de viaje en sus traslados diarios a Montevideo, durante la época estudiantil.
Se inició en las lides artísticas en 1954, como locutor de radio. Incursionó como presentador y animador, libretista e informativista, e incluso como actor de teatro. Fue también escritor, poeta y periodista. En esta última actividad, se destacó su labor en el semanario Marcha. Debutó profesionalmente como cantor el 20 de febrero de 1964, en Perú. Forzado por las circunstancias y un poco fortuitamente, participó en un programa que se emitía por Canal 13, Panamericana de Televisión, comenzando así una carrera promisoria.
A la par de ello, se sintió condolido e identificado con las necesidades de los más humildes, de las penas de los pueblos y su particular voz canora y entrecortada, le puso música y letra al Violín de Becho, Recordándote, entre otras. Se había imbuido del saber popular. Fue uno de los cantores populares más queridos y respetados en Iberoamérica. Se fue pronto, un 17 de enero de 1989, pero nos dejó para siempre esa presencia incorpórea de su música y su poesía. A ochenta años de su nacimiento, Alfredo Zitarrosa vive en la memoria de los pueblos…