La crisis de la crisis
12/01/2016. Noticias sobre Justicia > Noticias de Argentina
Abel Cornejo vuelve a insistir en la necesidad de llevar adelante un Pacto Federal de Seguridad que permita una modificación sustancial en el sistema de las fuerzas que deben velar por la seguridad e integridad de los ciudadanos.
Luego de un reportaje televisivo de alto voltaje, realizado en plena campaña electoral, los implicados en el crimen de General Rodríguez quedaron nuevamente en la mira de la opinión pública y una serie de conjeturas y polémicas se generaron a partir de allí. A la par, otra vez tomó estado público el debate sobre qué hacer en materia de seguridad y narcotráfico. A la notoriedad de un reportaje realizado dos meses antes de su emisión, se sumó la fuga de los trífugos, como tituló algún sector de la prensa.
Dos asignaturas pendientes que quien escribe estas líneas viene denunciando y opinando desde hace más de veinte años: seguridad y narcotráfico. Sólo por dar un ejemplo, en el libro Los Delitos del Tráfico de Estupefacientes, escrito en 1991, ya se señalaba la importancia de prevenir y reprimir las pistas clandestinas de aterrizaje. Ya en aquel momento el flagelo del narcotráfico comenzaba a enseñorearse. En 1996, Gabriel García Márquez publicó Noticias de un Secuestro, su contenido no es de realismo mágico, sino de realismo descarnado. Por aquel entonces, Marcelo Longobardi tenía un programa televisivo y leyó espantado en cámara las primeras páginas de la crónica. Casi premonitorios de lo que iría sucediendo en lo sucesivo en varios países. Entre ellos la Argentina, donde la realidad superó la ficción.
También desde hace mucho tiempo quien escribe sostiene que resulta indispensable realizar un Pacto Federal de Seguridad que hasta ahora ni siquiera existe un mínimo atisbo de que se lleve a cabo. Parece como si nadie quisiera asumir la urgente necesidad de realizar una reforma integral en el aparato de seguridad, sus agencias y los sistemas de inteligencia. Ni que hablar de los sistemas penitenciarios. A principios de diciembre de 2015, una luctuosa tragedia enlutó la Gendarmería Nacional: 46 personas fallecieron en un horrendo accidente automovilístico. Más allá de qué se investigue, lo cierto, es que un Escuadrón Móvil de esas características, cuanto menos, debió haber sido transportado por vía aérea. Curiosamente, la seguridad así lo exige en todas partes del mundo civilizado, donde la imprevisión y la impericia se pagan caro, cuando no se tiene una logística adecuada. Por momentos, la búsqueda de los prófugos pareció más un filme de Federico Fellini, que un episodio gravísimo que nos aflige a todos los argentinos.
El poderío, el apoyo desde las agencias penitenciarias y la dificultad de la búsqueda por falta de criterios unificados fueron el denominador común. Informaciones anticipadas y erróneas le terminaron de poner color al drama. Muchas fuerzas, pocos resultados. Martín Lanatta debió volcar para ser apresado. Los otros dos prófugos denunciados por un granjero desde Brasil. Casi una ficción grotesca como L’Armata Brancaleone de Mario Monicelli. La Gendarmería estuvo a punto de agarrarse a tiros con la cuestionada policía de Santa Fe. Afortunadamente la cuestión no pasó a mayores. Tal vez la crisis de la crisis depare una ronda de consultas hacia especialistas que hasta ahora nunca fueron escuchados. Dos hechos gravísimos esperan una respuesta acorde a su naturaleza.