La importancia de la transparencia en la Obra Pública
11/11/2018. Análisis y Reflexiones > Otros Análisis
Un Estado ausente, con corrupción vigente, conduce inexorablemente a que algo tan sencillo como que ruede una pelota en un campo de juego, sea imposible
Este fin de semana los argentinos vivimos azorados de uno de los mayores papelones internacionales, fruto de la improvisación y las consecuencias directas que trae aparejada la corrupción y la falta de transparencia, que parece haber extendido sus tentáculos en todos los niveles de decisión en nuestro país. Las inclemencias meteorológicas en la ciudad de Buenos Aires que anegaron la mítica Bombonera- el célebre estadio de Boca Juniors -privó a millones de espectadores en todo el mundo, de uno de los duelos futbolísticos más importantes del siglo. Resulta inconcebible que una de las capitales culturales y deportivas más importantes de América no tenga un estadio cubierto. Eso sí, aclaremos que en esta historia, nada tuvo que verla meteorología.
Este fenómeno no solamente se dio en el fútbol. Años atrás en varias ediciones de Copa Davis sucedió lo mismo. Se construyó el estadio de Parque Roca, pero destechado. En un país donde la pasión futbolera se cuela por todas las rendijas y forma parte del diálogo diario de los argentinos, la súper final del siglo se suspendió por mal tiempo. Entonces es cuando viene a la memoria, por ejemplo, el Estadio Único de la Plata, que como parte de las malas costumbres argentinas, está rodeado de sospechas. Se comenzó a construir en 1998, se paralizó en 2001 y se retomaron las obras en 2003.En 2008, diez años después de que había comenzado a erigirse, se dijo que más del 90% de las piezas para ensamblar el techo de acrílico y metales estaban guardadas en el Astillero de Río Santiago. Es decir el techo nunca fue colocado ensu totalidad.
Diez años más tarde en 2018, el estadio sigue sin haber sido techado totalmente y un temporal de hace unos meses rompió parte del techo existente, previo a un festival de Abel Pintos. Así que además de inconcluso, se volvió peligroso. Nunca se supo cuánto costó finalmente esa obra. Sí existe una sola certeza, el único estadio con techo que iba a tener el país, nunca fue concluido. De haberlo estado, ambas finales se podrían haber disputado, aunque lloviera a cántaros, sin problemas, en un estadio neutral y podría haber sido televisado para millones de espectadores ávidos y ansiosos de presenciarlo en todo el mundo.
Pese a que gran parte de la dirigencia de la Asociación del Fútbol Argentino se encuentra bajo sospecha y sus procederes no dejan lugar a duda sobre el desparpajo y la impunidad con que actúan, aún así, el fútbol argentino sigue siendo una atracción mundial, en este caso, postergada por lluvia. Mientras esto sucedía, un caos de pasajeros y aviones lidiaba en el Aeroparque Metropolitano, por vuelos suspendidos, pésimo trato hacia los pasajeros, desinformación, etc., Entre esos cientos de frustrados viajantes había ciudadanos extranjeros atónitos, agotados y maltratados que no entendían que venir a hacer turismo deportivo importa en nuestro país sufrir una tragedia propia del quinto círculo del Infierno del Dante, allí donde van a cocerse los funcionarios públicos corruptos en la brea hirviente.
Sin embargo, la conclusión surge espontánea, hace más de cuarenta años que el Estado Argentino decidió conjugar el verbo tercerizar, barbarismo que significa que el Estado no hace más obras por sí mismo, sino solamente a través de particulares. Basta leer los diarios y observar la realidad para darse cuenta de que un cóctel de ineficiencia y corrupción sumió a la Argentina en el peor de los atrasos. Pero de eso no se habla. Solamente en Salta, valga recordarlo, el Estado construyó el Dique Cabra Corral, la Cuesta del Obispo, el Camino a Cafayate, el Ferrocarril Huaytiquina, los puentes sobre los ríos Vaqueros y Caldera, el puente sobre el río San Francisco, todas esas obras no fueron tercerizadas, habida cuenta que el abuelo de quien escribe y mi padre, trabajaron en algunas de ellas. Con el 1% del impuesto al combustible entre las décadas del 20 y del 30 se construyó prácticamente toda la red caminera argentina, cuyo trazo originales prácticamente el mismo en un 80%.Esas obras las realizó la Administración General de Vialidad que contaba con máquinas, personal y presupuesto propios. No tercerizó absolutamente nada. Un Estado ausente, con corrupción vigente, conduce inexorablemente a que algo tan sencillo como que ruede una pelota en un campo de juego, sea imposible. Sería bueno comenzar a pensar en estas cosas.
Por Abel Cornejo para Voces Críticas - PUBLICADO EL 11 DE NOVIEMBRE DEL 2018