La reforma electoral
26/10/2016. Análisis y Reflexiones > Análisis y Reflexiones
El diario virtual DPI (derecho para innovar cuántico) publicó un artículo sobre la mirada que tiene el juez de la Corte de Salta, Abel Cornejo, en cuanto a la puesta en marcha de la boleta única electrónica para sufragar .
Un paso decisivo dio la Cámara de Diputados de la Nación al aprobar por mayoría la implantación de la boleta única electrónica como forma de sufragio para que el pueblo argentino en su conjunto elija a sus autoridades en cada turno electoral. Felizmente, se dejaron atrás las cavernarias objeciones que se formularon desde algunos sectores que por diferentes motivos e intereses pretendían seguir con un sistema vetusto, lento y obsoleto. Paralelamente se sancionó la igualdad de género en la integración de las listas electorales, dando pábulo a quien escribe estas líneas a que pueda sostener que se consagró un derecho reconocido hace veinte años por vía pretoriana en el Juzgado Federal con competencia electoral de Salta y que más tarde fuera malversado por el mismo tribunal, en una oficialización inexplicable de la lista de diputados nacionales para las elecciones de 2015. Hace veinte años, el Consejo Nacional de la Mujer interpuso un amparo al que el suscripto le hizo lugar: en la resolución se postulaba que mujeres y hombres debían tener exactamente los mismos derechos y garantías, en todos los órdenes, sin excepción. La reforma es tan importante como en su momento lo fue la consagración del voto femenino. Posteriormente, tomando en cuenta ese precedente se sancionó la ley de cupo femenino.
Ahora bien, la utilización de la boleta única electrónica, primero en la provincia de Salta y luego en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no sólo demostró su total eficacia, sino que permitió que se conocieran los resultados en forma rápida e indubitada. Confrontado el sistema con lo que simultáneamente sucedía en los últimos comicios santafesinos, a nadie podía quedarle ninguna duda de la conveniencia de adoptarla a nivel país. Mientras en Salta y Capital Federal la celeridad y la transparencia fueron el denominador común, en Santa Fe las elecciones rozaron el escándalo, impregnando de ocultismo y falta de precisión en los guarismos y en los datos; y tres candidatos a gobernador en paridad de votos obtenidos debieron extremar sus precauciones para que la provincia no terminase intervenida. La boleta electrónica, cien años más tarde, es tan revolucionaria en materia comicial como en su momento fue la aplicación de la ley Sáenz Peña, mediante la cual se consagró el voto universal, secreto y obligatorio.
Sus críticos no supieron plasmar ningún argumento válido ni demostrable, más que denostarla por motivos fútiles. En efecto, se trata de la impresión en papel de la preferencia electoral que el sufragista elige en una pantalla entre todas las opciones puestas a su alcance. Una vez impresa la boleta, no sin antes que la pantalla emita una advertencia si estará bien o mal inscripta la decisión del elector, queda en condiciones de ser introducida en la urna. De tal suerte que los supuestos hackeos son absolutamente inviables porque es el propio elector quien lee la boleta antes de introducirla definitivamente. De manera que a la urna sigue ingresando un voto emitido en papel por una impresora. Si alguna duda se generase a las autoridades de mesa, las urnas pueden ser abiertas y cotejadas con las planillas electorales.
Resulta curioso que uno de los detractores de la boleta única electrónica en la última elección, actualmente embajador del oficialismo, estuvo a punto de ser electo jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma mediante este sistema. A su vez en Salta, en la última elección gubernativa, no fue impugnada ninguna mesa electoral en toda la provincia, lo cual demuestra la confiabilidad del sistema. Es más, al producirse el desdoblamiento electoral, fueron los ciudadanos quienes expresaron su malestar al tener que sufragar mediante la boleta de papel luego de haberlo hecho mediante el sistema electrónico.
Pero hay algo más que resulta decisivo. El voto electrónico permite que el elector pueda optar entre todos los candidatos sin injerencia alguna que condicione su opinión y su decisión, lo cual en términos de pureza comicial resulta decisivo. Si a ello se le suma la rapidez en la obtención del resultado, los beneficios a la ciudadanía y la democracia son indiscutibles, por cualquier ángulo que se analice. Nunca existirá humanamente un sistema perfecto, atento que filosóficamente la condición humana es falible. Empero, todo aporte a la modernidad, a la diafanidad y a la confianza popular siempre es auspicioso. Mucho más cuando ahora la sociedad demanda a sus representantes no solamente mayor legitimidad de origen sino además el recto desempeño en la función pública.
Fuente: DPI