Las mujeres en la batalla más importante de la independencia
19/02/2025. Análisis y Reflexiones > Análisis y Reflexiones
Eran patriotas de Salta y Jujuy. En 1817, lograron información sobre el plan militar del general De la Serna para ingresar al territorio y llegar hasta Buenos Aires. De ese modo, los infernales se enteraron y pudieron detenerlos y rechazarlos.
En los últimos años, la historiografía argentina ha comenzado acertadamente a bucear sobre el rol de una red de patriotas que, abnegadamente, hizo notables contribuciones a la causa de la Independencia. Hasta no hace mucho se hablaba de las Patricias Argentinas, que fueron las primeras catorce damas de la sociedad porteña que el 30 de mayo de 1812 se suscribieron para donar cada una el dinero necesario para comprar un fusil, bajo la impronta de Remedios de Escalada y de su madre Tomasa de la Quintana; o de las damas mendocinas que bordaron la bandera de Los Andes o cosieron los uniformes de los granaderos conforme los lineamientos que les diera el general José de San Martín o de las Niñas de Ayohuma que socorrieron heroicamente al general Manuel Belgrano después de ese desastre, comandadas por María de los Remedios del Valle.
Sin embargo, una asignatura pendiente aparece y se visibiliza cada tanto, cuando analizamos que el teatro central de las operaciones independentistas ocurrió, en gran medida, en el territorio del Alto Perú (actual Estado Plurinacional de Bolivia) y otra, en lo que actualmente son las provincias argentinas de Tucumán, Salta y Jujuy más la ciudad boliviana de Tarija. Salvo en entretenidos libros de ficción como los de Elsa Drucaroff titulados La patria de las mujeres (1.ª edición). Sudamericana. 1999) o Conspiración contra Güemes (Sudamericana. 2002). Por eso comprendemos porqué tardó tantos años en reivindicarse la figura de Martín Miguel de Güemes, y aún sigue sin darse a conocer al gran público lo que hicieron un grupo de mujeres, que resultaron claves por su abnegación, inteligencia y coraje en momentos cruciales como fue la Invasión de los Sarracenos, como se conoce a la incursión que sitiara Salta en 1817 encabezada por el mariscal José de La Serna, enviado personalmente por el rey Fernando VII y que acababa de ser condecorado por su valor en combate en la Guerra de la Independencia española, en la cual los ibéricos se habían liberado del yugo de Napoleón Bonaparte. Es decir se mandó a Salta, directamente porque el general Laserna -como se lo conoció popularmente- ni siquiera se detuvo a presentar sus saludos al entonces virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, con el objeto de pulverizar a las guerrillas gauchas. Para darse una idea de la magnitud de lo que se describe, el Ejército de tierra, tal como se llama aún en la actualidad al ejército español, era una de las dos fuerzas militares más poderosas de la tierra en esos tiempos.
Dalmacio Vélez Sarsfield dijo que la Invasión de 1817 no es uno, sino el más importante episodio bélico ocurrido en el actual territorio argentino durante la Guerra de la Independencia, debido al poderío militar al que debía enfrentarse Güemes. El mariscal Laserna, porfiado y altivo, consideró que en vez de seguir el camino real debía torcer por los Valles Calchaquíes, seguir hacia Catamarca y recién desde allí enfilar por La Rioja y Córdoba hasta llegar a Buenos Aires. En las dos invasiones anteriores, el plan había sido totalmente distinto.
Un grupo de mujeres salto jujeñas, entre las que se destacaban Magdalena "Macacha" Güemes, Juana Moro, Loreto Sánchez, Andrea Zenarruza, Martina Silva, Gertrudis Medeiros, Celedonia Pacheco de Melo, Petronila Arias, entre otras habían constituido una red de bomberas. La connotación o el significado del término en esas épocas denotaba que una bombera era quien trasegaba o pasaba información de un bando a otro. La organización y la eficacia de esa red en la Gesta Gaucha tuvo un valor inapreciable dada la efectividad y precisión de la información que le proporcionaron a Güemes. Esta urdimbre y el sorprendente entramado informativo que montaron fue decisivo en la Invasión de 1817. ¿Cómo actuaron las bomberas?
El Mariscal Laserna organizó un baile el 10 de abril de 1817, en donde ordenó que se invitaran a las figuras más destacadas de la ciudad. Acudieron por cierto ante el llamado del invasor, algunos por intereses espurios y las bomberas, con la clara intención de saber que se traía entre manos una fuerza tan poderosa que pese a la cantidad de combates que se habían librado desde la Nochebuena de 1816 hasta mayo de 1817 no habían conseguido mellar su fortaleza. Fue esa noche que Loreto Sánchez pudo anoticiarse de que al contrario de los que pensaban Güemes y sus capitanes, quienes, como acostumbraban a hacerlo, tenían rodeada a cierta distancia la ciudad. Porque el Héroe Gaucho jamás quiso combatir en sus calles para no ser emboscado, como finalmente ocurrió fruto de una traición, cuatro años más tarde. Pero volviendo a abril de 1817, Loreto Sánchez se las ingenió para que la red de bomberas avisara a Güemes que los españoles evitarían enfrentarse a sus gauchos en el camino que conducía a Tucumán, que era el que se usaba cotidianamente, sino que girando hacia el sudoeste, encontraría apoyo en San Carlos, con las tropas realistas de Fernando de Aramburú que adhería fervorosamente a la causa del rey, y de tal suerte, cuando las guerrillas gauchas se diesen cuenta, los españoles las habrían evitado. Ante esta situación las tropas españolas no pudieron pasar de Pulares, se produjeron célebres combates como el del Bañado, el 21 de abril de 1817, es decir al día siguiente en que Güemes se enteró. Finalmente, los realistas emprenderían una triste y desdorosa retirada la madrugada del 5 de mayo de 1817. Esas mujeres patriotas aún esperan el reconocimiento a sus imponderables acciones.
Fuente de la Información: El Tribuno