¿Qué pasó en lo de la Virreina vieja?
02/10/2020. Análisis y Reflexiones > Análisis sobre Cultura
Según puede constatarse, entre los años de 1912 y 1914, en pleno esplendor de la denominada Generación del 80, cuyo influjo se hizo notar en las artes y en las ciencias, la ciudad de Buenos Aires cambió su fisonomía.
La Vieja Aldea trastornó en una urbe de estilo francés con majestuosos edificios, construidos para festejar el centenario de la Revolución de Mayo. En un viaje hacia el tiempo atrás, nos encontramos que el edificio Otto Wulff, ubicado en la esquina noroeste de la calle Perú y Avenida Belgrano, en el barrio porteño de Monserrat, en realidad arrasó con una página gloriosa y prácticamente desconocida de la historia nacional.
El terreno donde se levanta esta obra exponente de la escuela Jugendstil versión nórdica y germana del Art Noveau fue comprado en una subasta por los empresarios Otto Wulff y Nicolás Mihanovich.
El proyecto fue encargado al arquitecto danés Morten Rönnow. Antes de que ello ocurriese, se erguía airosa una vieja casona a la que se la conocía como “La Casa de la Virreina Vieja”. Llevaba este nombre por Rafaela de Vera y Mujica, la segunda esposa del teniente coronel Joaquín del Pino y Rojas, octavo virrey del Río de la Plata.
La casa había sido construida en 1782. Tenía veinte ambientes y caballeriza. Cuenta la leyenda que su primer propietario no la habitó, pues fue encarcelado.
Enseguida pasó a manos de Pedro Medrano, tesorero y secretario de la Gobernación del Río de la Plata, quien posteriormente se la vendió al Virrey del Pino, que murió en 1804. Doña Rafaela, su viuda, le dio nombre popular al inmueble.
Al principio era la “La Casa de la Virreina Viuda” pero luego, con la llegada de nuevas virreinas, el adjetivo trocó en “Vieja”. Una de sus hijas se casó con Bernardino Rivadavia.
Ahora bien, durante la Segunda Invasión Inglesa en 1807, esa casa se había erigido en un bastión de la resistencia popular porteña. Se encontraba abarrotada de gente y algunos soldados que estaban próximos a caer ante el intenso fuego que les disparaba el Regimiento Nº 71 Escocés Highlander, una de las fuerzas de elite mejor adiestradas de aquel tiempo, y que luchó en varios continentes.
Un cronista de aquellos tiempos dijo que era tan cruenta la balacera, que ríos de sangre bajaban por sus paredes.
Sin embargo, era necesario distraer el fuego enemigo cuya superioridad arrolladora podía aniquilar el denodado esfuerzo patriota.
Un joven capitán que había solicitado el traslado del llamado Regimiento Fixo de Infantería, desde Salta a Buenos Aires, se ofreció a distraer el ataque de los invasores.
Ese Regimiento español, al que por esas casualidades también había pertenecido el Virrey del Pino, tenía su sede en la capital del Virreinato del Río de la Plata, pero a su vez poseía cinco acantonamientos en el interior, uno de ellos en nuestra ciudad.
El joven se llamaba Martín Miguel de Güemes, y el año anterior había protagonizado su bautismo de fuego en un episodio cinematográfico con la toma de la fragata Justina aprovechando una bajante del Río de la Plata, en la costa del Retiro, más precisamente donde actualmente se encuentra la Torre de los Ingleses. Casualidades de la historia. La bandera británica que tomó Güemes en ese heroico asalto se encuentra desplegada en el Museo Histórico Nacional de Parque Lezama y mide alrededor de diez metros de largo. Ese suceso le valió a Güemes reconocimiento y prestigio.
Volviendo al relato, la falsa puerta, como se denominaba antaño al portal trasero de las casonas, sitio por donde las tropas escocesas estaban a punto de utilizar para rendir la plaza, de pronto se abrió y agazapado sobre el lomo de su caballo salió Güemes a campo traviesa en furioso galope enfocándose directamente hacia los soldados que disparaban a fuego graneado.
Una bala le rozó su hombro derecho, herida que lo incomodaría en el uso del sable en los años posteriores. No obstante la sorpresa de los soldados escoceses fue tal, que primero se dispersaron, luego retrocedieron y a continuación por la calle de San José (actual Perú) una formación de húsares, escuadrón al que pertenecía Güemes, acudió en su auxilio y se retiraron raudamente totalmente ante el ataque del regimiento que comandaba Juan Martín de Pueyrredón. En esas particularidades que tiene el destino, catorce años más tarde pero en la calle de la Amargura (actual Balcarce) de la ciudad de Salta, en un hecho similar, el caudillo gaucho sería herido mortalmente. Pero esa ya es otra historia.
Por Abel Cornejo
Fuente de la Información: El Tribuno