¿Quién fue Zacarías Antonio Yanzi?
05/02/2022. Análisis y Reflexiones > Análisis y Reflexiones
Hacia el oeste de la ciudad de Salta, una calle descendente, próxima a las Lomas de Medeiros evoca la memoria del joven gaucho que combatió desde los doce años a los órdenes de Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes, y a quien después su vida l
Por Abel Cornejo
Al comenzar el relato debemos señalar que Yanzi escribió el primer testimonio sobre la vida militar del caudillo salteño, en un opúsculo que se llama: “Apuntes históricos acerca de la vida militar del General Güemes”. Dicha obra llegó a manos de quien escribe estas líneas a través de un descendiente directo de don Zacarías, el eminente médico sanjuanino, radicado en Buenos Aires, Dr. Alfredo Camargo, quien se encargo de su reedición en 2016.
Zacarías Antonio Yanzi, nació en Salta, el 11 de febrero de 1801. Sus padres fueron vascos navarros afincados desde tiempo atrás en esta ciudad: don José de Yanzi y doña Gerónima Mauricia de Orozco. Fue bautizado en la vieja iglesia Matriz, que se erigía en la esquina de las actuales calles Mitre y Caseros, por entonces denominadas de la Caridad Vieja y del Comercio. En aquel tiempo, Londres era la ciudad más poblada de Europa, seguida por París, ambas se acercaban al millón de habitantes. Salta recién superaba los cinco mil. La carrera de las armas era una de las pocas opciones que se les presentaban a los hijos de los comerciantes pudientes.
Zacarías se alistó en el Ejército Auxiliar del Perú, posteriormente a la Batalla de Salta y fue tamboril y portaestandarte en los desastres de Vilcapugio y Ayohuma. En la primera de esas batallas, ocurrida el 1 de octubre de 1813, es cuando tuvo su bautismo de fuego.
Tras la retirada del Ejército Auxiliar del Alto Perú se alistó en el 4º Escuadrón de Cazadores de La Caldera, al mando del comandante Angel Mariano Zerda. Fue a través de este, una vez que Güemes retornara a Salta junto a San Martín, en enero de 1814, que pasara a engrosar las filas de los gauchos. Por su entrega y valor en combate, cuando tenía solamente 19 años, un despacho del gobernador intendente de Salta, Martín Miguel de Güemes, lo ascendió del grado de alférez al de teniente, decreto que fue rubricado por el ministro Toribio Tedín. Ese documento se encuentra en poder de un descendiente directo de Yanzi que reside en Buenos Aires, Marcelo Patricio Álvarez Capdevilla, cuyo valor histórico lo reseñaremos pronto.
Después de la muerte de Güemes, Yanzi, a las órdenes del coronel Vidt, continuó combatiendo para expulsar definitivamente a los españoles y fue apresado en Orán por el brigadier Pedro Antonio Olañeta, quien, a su vez, lo remitió a las cárceles de Potosí. Luego de dos años recuperó la libertad, merced a las gestión de buenos oficios que realizó Facundo de Zuviría. A su regreso a Salta, en 1825, reconoció a su hijo Dionisio y posteriormente, por cuestiones políticas, decidió radicarse en San Juan, donde se volvió un comerciante exitoso. Allí se casó con Juana Inés Lloveras Funes, sobrina del deán Gregorio Funes, uno de los próceres de la Junta Grande y posterior embajador del libertador Simón Bolívar ante las Provincias Unidas.
Yanzi era un ciudadano respetado en San Juan, y fue tres veces miembro de la Legislatura provincial. Y en una de esas ocasiones, cuando el gobernador Nazario Benavídez se ausentó para asistir a las sesiones que culminaron con la firma del Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos, en 1852, la legislatura sanjuanina dispuso que todos los actos que se habían cumplido desde el pronunciamiento del pueblo de la provincia contra del gobierno de Juan Manuel de Rosas habían sido contrarios a la voluntad popular. Razón por la cual decidió deponer al gobernador Benavídez y designar en su reemplazo a Zacarías Yanzi, el 8 de agosto de 1852. Posteriormente, Justo José de Urquiza repondría a Benavídez en su cargo.
Yanzi aceptó la decisión de Urquiza, y la prensa de aquel entonces y Salvador María del Carril en particular, futuro vicepresidente de la Confederación Argentina, elogiaron su actitud caballeresca, que evitó el derramamiento de sangre. No obstante, luego del asesinato de Benavídez continuó su actuación política y el veterano guerrero salteño comandó las fuerzas que se oponían al coronel Juan Saa, siendo vencido en la Rinconada del Pocito el 5 de enero de 1861.
Esta derrota le trajo grandes penurias económicas, porque su tienda fue arrasada por los vencedores. Saa sería dos veces gobernador de San Juan y, también, acusado de haber organizado el crimen del gobernador Adolfo Aberastain.
En 1873, a pedido del gobernador Manuel Gómez Rufino, Zacarías Yanzi volvió al ruedo político como intendente de Policía, es decir como jefe de la policía sanjuanina. Domingo Faustino Sarmiento frecuentó asiduamente a Zacarías Yanzi, a quien apodaba cariñosamente “el Viejo”. Sarmiento elogiaba el coraje y la decisión de Yanzi ante la adversidad y lo respetaba como un auténtico soldado de la independencia. A su vez, Bartolomé Mitre lo consultó en varias oportunidades por correspondencia, cuando escribió su célebre Historia de Belgrano.
En 1883, el Congreso Nacional sancionó la ley de grados y, entre otros, a Zacarías Yanzi se le reconoció el rango de general del Ejército Argentino por los vastos servicios prestados en la guerra de la independencia. Tenía 82 años. La fuente de este reconocimiento fue el documento que se encuentra actualmente en poder de Álvarez Capdevilla.
Quien además de soldado valiente, fue comerciante, agricultor, arriero, transportista, educador y escritor, sin proponérselo, posibilitó que los Gauchos de Güemes dejasen de ser considerados hasta ese momento como fuerza irregular e ingresaran a la verdadera historia argentina como artífices de la Independencia nacional. Zacarías Yanzi murió el mismo año, pero unos días antes que Sarmiento, un 10 de agosto de 1888, a los 87 años.
Salta le debe un reconocimiento a este patriota cabal, que siendo un niño defendió la causa de la independencia y nuestra identidad como Nación.
*El autor es Miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas
Fuente de la Información: El Tribuno