"Al morir mis hijos en un incendio, la vida ya me condenó a perpetuidad"
09/12/2024. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
Una mujer espera juicio para febrero por abandono de persona seguido de muerte. Sus hijos murieron en un incendio, por una deficiente instalación eléctrica.
Yolanda Vargas, una mujer de 29 años, sufrió una tragedia que ninguna persona en este mundo desearía sufrir. Perdió a sus dos hijos en un incendio ocurrido en el barrio Las Palmeras, de Colonia Santa Rosa, el 9 de febrero de 2021.
Evidentemente el foco ígneo fue causado por una falla eléctrica, cuando ella estaba ausente de su hogar, y habían quedado sus dos chicos adentro de la casilla de madera.
Ocurrió un mediodía cuando la mujer había salido a buscar alimentos para sí y para sus dos niños.
A partir de ese momento, Yolanda sufrió lo que pocas mujeres han sufrido en este mundo: estuvo presa y luego de un tenaz proceso, su causa se elevó a juicio por los delitos de abandono de persona, seguido de muerte en contra de sus dos hijos menores, que tiene un pronóstico gravoso en años si resultara culpable.
Yolanda soporta un proceso penal que la tiene a las puertas de un juicio con posible condena. La mujer, la madre sin hijos, llegó a nuestro matutino a expresar -según dijo- lo que se siente estar prácticamente con la espada de Damocles sobre su cabeza.
¿Qué nos podés contar en este momento sobre el juicio que se fijó fecha para febrero?
Qué puedo contar o cómo lo podría contar... porque es un dolor terrible saber que hiciste todo por tus hijos, que diste lo mejor por ellos. Si vemos bien, la causa mía, no es mía solamente sino de todas las mujeres que no sé si están pasando por lo mismo, o cosas peores. Lo que yo he tenido que pasar y lo que estoy viviendo no se lo desearía ni a mi peor enemigo. Aquí no estamos hablando de cualquier cosa, estamos hablando de dos niños, mis hijos, que perdí un día cualquiera en el que salí a comprar para cocinar. Volver y perderlo todo. Es muy duro saber que me están juzgando de la peor manera, de tener que vivir un proceso judicial terrible.
¿Estuviste detenida?
Sí, estuve detenida 23 días.
¿Desde qué momento?
Del momento uno, de ese día del incendio, a partir de las cinco y media o seis de la tarde, hasta el 4 de marzo del mismo año de 2021.
¿Tuviste tiempo de ir al sepelio o al velorio de tus hijos o ya estabas detenida?
No me permitieron entrar en el velorio. Insistí toda la tarde para que me lleven, por lo menos, al lugar donde lo iban a poner a mis hijos. Me sacaron con chaleco antibalas, esposada, con seis u ocho guardiacárceles y encima empastillada. Me dieron calmantes.
¿Te dieron calmantes?
Si. Me dieron calmantes porque no quería que me ponga mal.
Y luego de tu liberación, ¿con qué te encontraste en la calle, en el barrio. En Colonia Santa Rosa, donde vivías, cómo te vio la gente?
Me vio con una mano adelante y otra atrás, porque quedé sin nada, especialmente quedé sin las personas que yo más amaba, que más quería: mis hijos. Tenía que irme a un lugar que no sé si era bien recibida o no. Fui a pedir ayuda al municipio, jamás me lo brindaron. Hasta el día de hoy nadie se acercó a preguntarme si necesitaba algo. Porque cuando yo fui al municipio a pedir algo, me dijeron que a mí no me podían ayudar porque había doce casos más delante del mío y que con esa familia había prioridad porque tenían hijos. ¿Qué quisieron decir con eso? Lo siento, ya se te murieron tus hijos, no te podemos ayudar. Siendo que creía que para eso estaba en el municipio, para ayudar a la persona que están viendo que quedó sin nada.
¿Hoy en día podés trabajar, te podés mantener o estás viviendo de la ayuda del prójimo?
No, actualmente hago cosas para vender, estoy metida en carpintería. Trabajo en una finca, trabajo en un negocio, limpiando casas. Con eso logro cómprame cositas, hacerme algo. Actualmente estoy alquilando porque no tengo un lugar estable, un lugar fijo, para poder quedarme.
Después de la tragedia, estabas contando que ya no podés tener hijos...
Un año antes de lo ocurrido, a mí ya se me estaba venciendo el chip. Vi que mi situación no era buena, que no podía mantener a dos hijos. Tenía miedo de quedar embarazada. Si no puedo con dos menos, con tres, por ello decidí ligarme las trompas. Yo estoy atada, cortada y quemada. Si yo en este instante quisiera tener un hijo no podría.
¿Ha recibido ayuda profesional durante este tiempo?
En ese momento tenía abogado del Estado. Abogado del Estado a quien no había visto nunca la cara. Después tuve otro que ni siquiera pretendía sacarme, lo que pretendía era mantenerme presa. Después mi caso no se hizo departamental, se hizo casi mundial, porque de todos lados llegó el apoyo. Se pusieron a la par mía, porque como bien vemos, el caso no es Yolanda, sino es Yolanda en general. No tan solo es mío, sino es de toda aquellas madres que están pasando por lo mismo que yo. Actualmente estoy con dos abogados, uno es Luciano y el otro es Alberto. Ellos son mis nuevos defensores.
O sea, tenés esperanza para llegar al juicio y obtener la absolución. ¿Cómo te sentís frente a la acusación que te hacen?
Yo lo único que sé es que me siento atacada. Siento que me culpan de algo que no hice. Más por la carátula que me pusieron. Porque si tenés que abandonar a una persona, no lo vayas a abandonar en el lugar donde estás viviendo. No vas a salir a comprar para cocinarle. Y menos llevarle un día antes de lo ocurrido al médico. Si yo quisiera hacer algo a mi hijo, creería que no voy a esperar cuatro y seis años para hacerle algo. Creería que lo hubiera hecho de un principio, del momento que yo me enteré que estaba embarazada. No esperaba que naciera, que convivieran, que pasaran tiempo con uno para hacerle ese terrible dolor.
¿Tienes alguna esperanza, algún anhelo para cumplir, alguna ilusión para cumplir ahora en tu vida?
Sinceramente, no. Para que puedan entender lo que me sucede, hace unos días me había anotado para hacer un curso de capacitación, para tener un trabajo más adelante. Pero sucedió que luego caí en cuenta que tengo sobre mí una causa penal que puede enviarme a la cárcel por el resto de mis días productivos, es decir muchos años. Tenía que pagar por el curso el cincuenta por ciento, pero no lo hice porque estoy así, sin saber qué será de mi vida después del 3 al 6 de febrero. No es fácil. Llega fin de año, llegan los cumpleaños de los niños y yo aquí en otro mundo, lejos de ellos esperando no sé qué, otra condena a la que ya tengo a perpetuidad. Yo les aseguro que en estos días, en este mes -sobre todo-, en mi caso no ves el futuro. Entiendo y creo que entienden todos que fue un hecho fortuito, donde yo no cometí delito. La vida ya me condenó y ése es mi dolor perpetuo.
Fuente de la Información: El Tribuno