Casi el 89% del estudiantado escucha expresiones discriminatorias hacia el colectivo LGBTIQ
12/02/2025. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
Además, el 51,1% de quienes recibieron comentarios descalificantes o discriminatorios fue por su identidad, orientación o expresión de género. Informe de la UNSa y el Observatorio de Violencia contra las Mujeres
El Programa UNSa Inclusiva de la Secretaría Académica de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) y el Observatorio de Violencia contra las Mujeres (OVcM) de Salta presentaron el informe “Experiencias de discriminación y violencia en espacios educativos por identidad de género y orientación sexual en adolescencias y juventudes LGTBI+”, con los principales datos que recabaron a través de una encuesta realizada en 2023 y 2024.
Se destacó que más del 89% estudiantes escuchan reiteradas expresiones discriminatorias hacia el colectivo LGTBI+.
Se procesaron 141 respuestas a una encuesta anónima digital que estuvo abierta desde septiembre de 2023 a agosto de 2024 y a la que respondieron adolescentes y jovenes de entre 15 a 25 años que asisten al nivel secundario y nivel superior, ya sea de gestión estatal o privada. La presentación del informe fue la semana pasada, en el marco del noveno aniversario del fallecimiento de Lohana Berkins.
En la encuesta se tuvo en cuenta que los comentarios homofóbicos, sexistas, racistas y otros tipos de lenguajes prejuiciosos y discriminatorios pueden generar un ámbito educativo hostil para toda la población estudiantil. Por ello, se les preguntó a lxs estudiantes con qué frecuencia escuchan comentarios negativos, burlas, chistes, expresiones discriminatorias hacia las personas del colectivo LGTBI+ en su institución educativa.
El 23,4% de las personas dijeron que escuchan comentarios de este tipo constantemente; el 66%, señaló que a veces escuchan este tipo de comentarios, es decir que más del 89% escucha al menos en algún momento comentarios discriminatorios o prejuiciosos.
Seguidamente se les preguntó quiénes realizaron este tipo de comentarios. Las respuestas indicaron que el 63,4% provino de otrxs estudiantes, seguido de docentes (18%), y directivos de la institución (7,3%). Además, se señaló que el 51,1% de quienes recibieron comentarios descalificantes o discriminatorios fue por su identidad, orientación o expresión de género.
La mayoría de lxs participantxs, el 66,7%, se identificó como persona cisgénero, mientras que un 33,3% se identificó como persona trans. Un 5% del total de las personas que respondieron la encuesta (7 personas) realizaron la rectificación de su DNI con la modificación del nombre de pila y el sexo consignado.
Por otro lado, las respuestas más frecuentes en torno al género del grupo alcanzado son los de mujer cis (47,5%) y varón cis (19,1%), seguido de varón trans (9,9%), y género no binario (9,9%). En tanto, la categoría “otro” (13,5%) engloba las respuestas de las personas que se identifican como género fluido, agénero, mujer trans, lesbiana, queer u otros.
Otro dato de interés es que la orientación “bisexual” es la más frecuente, representando un 46,1% del total; le sigue “pansexual” con 14,9%; “gay”, con el 14,9%; "lesbiana", con el 11,3%, entre otras orientaciones. El máximo nivel de escolaridad que presentó la gran mayoría de personas que respondieron la encuesta, fue el de secundaria (79,4%), seguido de superior (universitario/terciario, 17%), y finalmente en menor porcentaje, primaria (3,5%). La mayoría (53,2%) del estudiantado encuestado cursa en un secundario estatal, seguido de cursantes en una universidad estatal (33,3%).
En el informe se dejó asentado que en Argentina existen antecedentes de encuestas que se propusieron la elaboración de un diagnóstico sobre el ambiente escolar. Si bien fueron mayormente realizadas por organizaciones sociales, sus resultados dieron cuenta de que las personas de la disidencia sexogenérica se encuentran expuestas de manera abrumadora al lenguaje discriminatorio y a diferentes situaciones de violencia. Ello "trae aparejado ausentismo y cambios de instituciones escolares constituyendo un grave problema social y pedagógico", se señaló.
En esa línea, la encuesta realizada entre ambas instituciones tuvo el propósito de generar datos actualizados y localizados dentro de Salta, con el fin de que sirvan de insumo en la elaboración e implementación de políticas públicas concretas para las y los estudiantes LGTBI+.
Respeto a la identidad de género
El informe también resaltó que el respeto del nombre de una persona trans es fundamental para su bienestar emocional, dignidad y reconocimiento como individuo, puesto que para ella el nombre autopercibido refleja su identidad, y negarse a utilizar este nombre para llamarlo o llamarla o insistir en usar el nombre asignado al nacer (también conocido como “deadnaming”) es una forma de invalidar su identidad y puede causar un profundo daño psicológico. En los resultados se destacó que el 62% de las personas trans que respondieron la encuesta indicaron que no se respeta su nombre y género autopercibido en el aula.
Tanto la UNSa como el Observatorio advirtieron que escuchar comentarios de odio hacia personas LGTBI+ en el entorno educativo "puede incrementar la sensación de inseguridad y generar un ambiente de aprendizaje negativo". No obstante, afirmaron que las experiencias directas de acoso y agresiones pueden tener consecuencias aún más graves en la vida de los y las estudiantes.
Durante la presentación del informe
En ese sentido, el 60,3% de los y las estudiantes encuestadxs dijeron que sufrieron violencia o discriminación en la institución donde desarrollan sus estudios. El tipo de violencia más frecuente que atravesaron son burlas y chistes (23%), seguidos de apodos (13,8%), insultos (12%), exclusión de grupos y actividades escolares y cyberbullying (ambos 7,8%). Sin embargo, se aseguró que el peso de las violencias físicas y sexuales, en conjunto -sean empujones, amenazas, golpes, acosos sexuales- es también significativo.
A pesar de ello, ambas instituciones aclararon que las violencias verbales, que suelen ser "más invisibles", no son menos graves puesto que terminan "condicionando, naturalizando y preparando el terreno para las violencias físicas". En ese sentido, el informe evidenció que un 83% no reaccionaron ante las agresiones verbales, dado que "estas situaciones se encuentran naturalizadas y en ocasiones legitimadas, puesto que quienes las ejercen, validan o invisibilizan, son los mismos adultos responsables", ya sean docentes, preceptores y directivos.
Se advirtió que dentro del pequeño grupo que sí toma medidas ante las violencias verbales, apenas un 10,4% recurre a las autoridades del establecimiento educativo. Con algo más de frecuencia, se recurre al ámbito familiar (17,4 %) o a pares (16,5%). Sin embargo, las opciones mayormente elegidas reflejan respuestas de tipo individual, señalaron.
Seguridad en el ámbito educativo
El informe subrayó que la seguridad en el ámbito educativo para la población LGTBI+ es esencial para garantizar que lxs estudiantes puedan aprender y desarrollarse en un ambiente de respeto e igualdad. Por lo que las instituciones educativas "deben ser espacios donde la diversidad sea valorada y donde nadie tema recibir discriminación, acoso o violencia debido a su orientación sexual, identidad o expresión de género".
No obstante, 24 estudiantes respondieron que se cambiaron de institución educativa por haber atravesado una situación de violencia o discriminación por identidad de género, orientación sexual o expresión de género; mientras que un 26,1% dejó de asistir a clase por esos motivos.
Las instituciones remarcaron que las políticas educativas contra la intimidación, el acoso y las agresiones físicas son herramientas claves para crear entornos seguros, por lo que consideraron oportuna la aplicación de una política “integral”, que "enumera de manera explícita estas protecciones y establece procedimientos claros para reportar situaciones de violencia o acoso". En este sentido, más de la mitad de estudiantes (53,2%) consideró que alguna regla de la institución educativa a la cual asisten puede llegar a vulnerar el derecho a la identidad de género, orientación sexual y expresión de género. Varios ejemplos estuvieron vinculados al uso del maquillaje y accesorios no correspondientes al binario varón/mujer y el uso del uniforme.
El trabajo colaborativo se enmarcó dentro de las funciones previstas por la Ley N° 7.863, de creación del OVcM, vinculadas a la recolección, procesamiento, análisis y difusión de información sobre violencia por motivos de género. Por su parte, el Programa UNSa Inclusiva, que se creó en 2022, se constituyó como una forma de garantizar el conocimiento, acceso y sostenimiento de los derechos de las personas que históricamente han sido excluidas en el ámbito académico sólo por expresar y vivir una identidad disidente a lo establecido hegemónicamente.
Fuente de la Información: Página 12