Los femicidios crecieron un 15% en el último año
06/03/2014. Noticias sobre Justicia > Noticias de Argentina
Lo confirma un informe de la Asociación Civil La Casa del Encuentro.
Baleadas. Apuñaladas. Golpeadas. Estranguladas. Incineradas. Degolladas. Asfixiadas. Ahorcadas. Ahogadas. Descuartizadas. Así murieron el año pasado 295 mujeres. En siete de cada diez casos los asesinos fueron sus maridos o ex parejas. La brutalidad machista dejó a 405 chicos sin sus mamás. La violencia de género sigue su curso. Las víctimas son cada día más, a pesar de la visibilización del tema y del aumento de las denuncias.
Casi 300, un 15% más de femicidios que en el 2012, entonces habían sido 255 las muertas. Estos números -una muerte cada 30 horas- nada dicen de las historias de estas mujeres y sus miserias familiares, pero al menos muestran una realidad. Una realidad que el Estado parece obviar, ya que las estadísticas –únicas en el país– son de la Asociación Civil La Casa del Encuentro, que hace cinco años tuvo la sagacidad de crear el primer Observatorio de Femicidios de Argentina, al que llamó Adriana Marisel Zambrano, una víctima.
Ayer se presentaron las últimas estadísticas, las del 2013. El número de muertas aumentó, 40 más en un año. El resto, es información conocida, se repite año tras año. En la mayoría de los casos los asesinos son las parejas. El lugar elegido para la ejecución es la casa, la que comparten o la de ella si son los ex. Casi todas las víctimas -y los victimarios- tienen entre 19 y 50 años. Y sí, la mayoría de las mujeres asesinadas son madres (11 de las mujeres muertas estaban embarazadas). Lo que ocurre con estos hijos (405 en 2013, y suman más de 2000 desde que la Casa del Encuentro lleva adelante las estadísticas) es que se quedan huérfanos de un día para el otro. Madre muerta, padre asesino y preso. Esto en el mejor de los casos, porque a veces ocurre que estos hombres encima se quedan con los hijos. Pero esta situación absurda, aberrante, debe cambiar, o al menos es lo que buscan en esta Asociación civil, que tiene un proyecto de ley para presentar en el Congreso para quitar la patria potestad de los padres condenados por homicidio agravado (Ver aparte).
“Es necesario considerar a la violencia sexista como una cuestión política, social, cultural y de Derechos Humanos. De esta forma se podrá ver la grave situación que viven las mujeres, niñas y niños en la Argentina como una realidad colectiva por la que se debe actuar de manera inmediata”, dicen las voluntarias de la Casa del Encuentro, que coordina Fabiana Tuñez.
“Los femicidios son la punta del iceberg de una problemática que sigue y no se soluciona -asegura Mabel Bianco, de la Fundación para el Estudio y la Investigación de la Mujer-. Los nuevos datos muestran la gran cantidad de casos de violencia contra mujeres y niñas que siguen ocurriendo. Para revertirlo se necesita que las autoridades, nacionales, provinciales y locales, implementen la Ley de Violencia de Género para que luego de las denuncias de las mujeres agredidas se haga un seguimiento y se las acompañe para que su riesgo no aumente y termine peor. Que las autoridades articulen sus acciones porque hay muchas áreas y oficinas de violencia de género en la órbita nacional, provincial y local, todas actuan lo mejor que pueden pero no se comunican entre ellas. Además, se necesitan acciones de prevención, mensajes de concientización y desnaturalización en los medios nacionales”.
Para María Rosa Rivero, que fue docente del Posgrado de Violencia Familiar de la UBA y hoy preside la Asociación Argentina de Desarrollo Familiar, faltan políticas de Estado: “En estos casos, la mujer, en general por falta de recursos económicos, no puede ir a vivir a otro lugar. La mayoría de los ataques se producen en las viviendas que comparten con su pareja, o bien su ex pareja vuelve a esa casa para atacarla. Las medidas de prohibición de acercarse que a veces la Justicia les impone los hombres violentos no sirven para nada porque no se pueden cumplir. Por eso se necesitan políticas efectivas que permitan a esas mujeres mudarse con sus hijos a refugios u hogares, para que puedan seguir trabajando y llevando a sus hijos a la escuela. Todo esto debe ir acompañado de políticas de prevención de violencia, que deben comenzar desde la educación inicial de los chicos”.
Políticas de Estado, campañas de prevención e información, oficinas de denuncia, gente especializada y preparada, hogares, refugios. Son las respuestas mínimas y urgentes. Por detrás queda el verdadero problema a abordar: cómo terminar de una buena vez con la cultura machista y patriarcal.
Fuente: Clarín