Testigo aseguró que en 1976 negoció la libertad de su cuñada con el abogado Sosa
12/02/2015. Noticias sobre Justicia > Noticias de Argentina
Elio Edgardo Falco recordó cómo negoció con el abogado Raymundo Sosa para lograr la liberación de su cuñada,
“Alguien nos indicó que era un hombre muy cercano a las Fuerzas Armadas. (…) Tuvimos que entregarle dinero, inclusive yo le llevé un auto, un Torino nuevo”.
Elio Edgardo Falco recordó así cómo negoció con el abogado Raymundo Sosa para lograr la liberación de su cuñada, la dirigente de derechos humanos Lucrecia Barquet, que había sido detenida por la Policía en abril de 1976.
Falco fue el primer testigo de la séptima audiencia del juicio contra los ex militares Miguel Raúl Gentil, Virtom Modesto Mendíaz y los ex policías Joaquín Guil, Antonio Saravia, Néstor Liendro y Abel Guaymás, que están acusados por delitos de lesa humanidad.
Falco es hermano del médico Mario Falco, compañero de Barquet y que fuera detenido el 24 de marzo de 1976. Falco, el testigo, que declaró por video conferencia desde Santiago del Estero, recordó ayer que luego de la detención de su hermano vino a Salta para tratar de obtener su libertad. Se quedaba en el departamento de su hermano, donde vivía Lucrecia junto a sus tres hijos pequeños. Una madrugada, cree que del 2 de abril, escucharon el andar pesado de “policías o gente del Ejército” en los pasillos del edificio, y luego golpearon a su puerta: “Abran, abran, tenemos noticias del doctor Falco”, mentían.
Les abrieron y entraron dos hombres de civil seguidos por unos 8 policías de uniforme. Los de civil parecían los jefes, interrogaban y daban órdenes mientras revisaban, sobre todo los libros y documentos. Falco recordó que le dijeron que estuvo el jefe de Policía, Gentil, pero dijo que él no lo conocía. Luego, con la excusa que iban a revisar también una mercería de Lucrecia, se la llevaron. “Me dejaron con los chiquitos”, contó Falco. Añadió que entonces comenzaron a hacer gestiones para lograr su libertad y “nos pusimos en contacto con el doctor Sosa”. Falco no recordó el nombre del abogado pero dio otros datos: “Figura en el libro Nunca más, el `Negro` Sosa le decían”, insistió. Raymundo Sosa figura como “miembro civil”, con el número de legajo 92036 en el listado de represores de la CONADEP (Comisión Nacional de Desaparición de Personas), que publicó el libro Nunca más. “Me dijo que él estaba vinculado (a las Fuerzas Armadas). Que le diéramos dinero, no recuerdo la cifra ahora, y un auto, no recuerdo el modelo pero debe haber sido 74”, abundó. El testigo dijo que la reunión donde negoció la libertad de su cuñada se hizo en el mismo estudio del abogado, “que era cerca del Automóvil Club Argentino, cerca de una plaza grande (la de la Legislatura)” y que el estudio estaba bastante cercano a la esquina.
Sosa fue asesor legal de la Policía de Salta desde noviembre de 1974 hasta el 31 de marzo de 1976, cuando fue cesanteado. En el Juicio por la Verdad lo vincularon con la obtención de beneficios económicos al amparo del terrorismo de Estado. Lucrecia Lambrisca, hija de Barquet, también sostuvo que pidió dinero y un automóvil para liberar a su madre; el ex preso político Elido Oroño lo ubicó en el lugar donde era torturado, y el testigo Mario Zenzano aseguró que le transfirió un terreno para que mediara con la Policía.
Visitantes nocturnos
También declaró la ex presa política Pía Asunción Vilte, que fuera pareja del detenido desaparecido Raúl Benjamín Osores. Vilte afirmó que conoció a Barquet en el penal de Villa Las Rosas, dijo que estaba “muy enferma” y que la vio “muy flaquita, muy deteriorada”.
Vilte confirmó que por las noches solían recibir una “comitiva que estaba compuesta por militares” y otros represores, entre los que mencionó al entonces director del penal, Braulio Pérez, a su hijo, al ex guardiacárcel Juan Carlos Alzugaray (condenado), al oficial Soberón. “Abrían la puerta (de las celdas individuales en las que las mantenían), miraban, después salían y se iban”, parece que “éramos bichos raros que estábamos en exposición”, sostuvo. Recordó que una vez fue el interventor de la provincia, Augusto Ulloa.
Fuente: Nuevo Diario