Un niño pidió ser escuchado en el juicio por el crimen de su madre
04/04/2017. Noticias sobre Justicia > Noticias de Argentina
La solicitud fue por intermedio de la defensora de Violencia Familiar y de Género de Orán, Liliana Ramos, quien representó a los padres de la víctima, Elizabeth Argañaraz, en la querella que impulsaron en el proceso penal llegado a su fin ahora.
Un niño de 9 años pidió ser escuchado por el juez que conducía la audiencia del juicio contra su padre, Carlos Domingo Correa, quien resultó condenado a prisión perpetua el pasado 31 de diciembre, tras ser declarado culpable del delito de homicidio doblemente agravado, por violencia de género.
La defensora argumentó que el niño tenía el derecho de ser escuchado, “en virtud de convenciones internacionales, la Convención de los Derechos del Niño y también la ley 26061”, y el juez hizo lugar a esta petición, por lo que recibió al chico en su despacho, en un acto al que asistieron el defensor de incapaces y una psicóloga del Ministerio Público de la Defensa. Ramos hizo hincapié en que esta conversación entre el niño y el juez fue fuera de la audiencia, y no constituyó un medio de prueba.
Hecho novedoso
“Se tomaron todos los recaudos, no tuvo ningún contacto, ni lo vio al acusado, que es el padre”, detalló la defensora. También es novedoso el hecho de que los padres de la víctima, que tienen a su cuidado al niño de 9 años, pudieran participar del proceso siendo querellantes con una defensora oficial provista por el Estado.
Ramos explicó en este sentido que su Defensoría “tiene la facultad, la competencia” para presentarse “dentro del proceso penal como querellante en la medida que la víctima así lo solicite”.
En este caso, la Defensoría comenzó a participar de este proceso en febrero de 2016, ni bien se constituyó la Defensoría de Violencia en Orán. Elizabeth Argañaraz fue asesinada de un disparo por su pareja, cuando regresaba de su trabajo, a las 22, en la vía pública del pueblo de Rivadavia.
Tres testigos vieron el hecho. La defensa de Correa trató de convencer que el crimen se cometió en un estado de emoción violenta, pero en el juicio se probó que la víctima sufría violencia de género desde hacía tiempo y que fue asesinada cuando decidió poner distancia con su agresor.
Fuente: Nuevo Diario