El Antigal
03/04/2012. Rincón Literario > Poesía
Por Ariel Petrocelli
En tus viejos brazos se quedó el ayer
rescoldo del alma arisca que se fue
el tiempo en tus manos sola
quedó tendido sobre la luz
sangre reseca de la mañana
llorando siglos a la voz del sol
el grito Inca estremeció el dolor.
Silencio descalzo por tu cuerpo va
las piedras al viento le roban la sal
los grillos duermen la tarde
oro desnudo del cerro atrás
calló la boca de tus noches
el oscuro acero de tu negra piel
para dormirse entre la soledad.
Llorando el calor el llanto del indio
en su manantial febril mojando el antigal
lluvia que viene de Dios
antiguo cansancio lento su andar
tiene una lanza como el cardón
y en sus espinas seco las manos
para la sangre con otro color
y al rayo loco dio su corazón.
El destino de tu nombre fue el final
y la luna aquella que no alumbra más
la hembra cerró su vientre
y por la frente se desangro
dejó sus huellas y hacia el norte
buscó el camino para ya morir
y como madre lloro también su mal.
Ronda por adentro el amo sideral
anda por sus venas desde que se fue
levanta sus ojos negros
para cubrirte muerto y leal
clavó su pecho en la boca
como una vida sin gritar su voz
se oyó del cielo echa una maldición.